Mochilas coloridas y uniformes perfectamente planchados desfilan de lunes a viernes por la vereda de Esteban Echeverría al 200. En esa cuadra funciona un colegio privado con jardín de infantes y nivel primario. A simple vista, la zona donde se encuentra la institución parece tranquila y segura. Pero el ataque que sufrió una madre la semana pasada develó la presencia de delincuentes en ese sector de la ciudad, casi pegado a Yerba Buena.
El hecho que provocó la queja de padres de alumnos y vecinos ocurrió el jueves a las 14.30. Una mujer que caminaba hacia su auto, después de haber dejado a su pequeña hija en el colegio, fue atacada por un arrebatador. El individuo no sólo le arrancó la cartera, sino que la tiró al piso y le propinó varias patadas hasta que consiguió cortar la correa del bolso y salir corriendo.
La joven madre quedó tirada en la calle, golpeada y en estado de shock. No había un sólo policía que pudiera auxiliarla.
Rápidamente el resto de los padres se hicieron eco del suceso. Y el miedo empezó a crecer. "Es una sensación horrible porque tenés que estar cuidándote todo el tiempo y mirando para todos lados. Yo vivo a tres cuadras y no puedo mandar a los chicos solos a la escuela porque a ellos también los asaltan. Hay impunidad total", se quejó Mariana Díaz cuando fue a recoger a su hijo a la institución. Otra mamá que fue a buscar a sus chicos al colegio, Silvana Boba, recordó que antes la zona era tranquila, pero que ha ido cambiando. "Últimamente estamos viendo a personas extrañas que merodean con una actitud rara", señaló la mujer. Las casas que rodean al establecimiento educativo se destacan por ser grandes edificaciones -muchas tienen dos plantas- y con enormes enrejados.
A las 18, horario en que los estudiantes salen del colegio, las puertas siguen herméticamente cerradas y es difícil ver a los vecinos en la calle.
"Esta es la peor cuadra", aseguró Blanca Díaz, que vive en el barrio. "A la vuelta hay una plaza y no se puede llevar a los chicos, porque siempre hay muchachos que se están drogando", agregó. Según la mujer, los asaltos son continuos y los policías recorren la zona sólo cuando pasa algo. "El jueves, por ejemplo, se pararon dos agentes en la esquina después del robo a la mujer. Pero al día siguiente ya no aparecieron", reclamó Blanca.
A la ausencia de vigilancia se suma que ese sector de Esteban Echverría es doble mano. Eso facilita la huida de los motoarrebatadores y pone en riesgo a los niños que precisan cruzar la calle. Sin embargo, las maestras suelen acompañar a los alumnos hasta el otro lado de la calle a modo de prevención.